anemia hipocroma si es inferior a la normal. La determinación de la tasa de reticulocitos (formas jóvenes de hematíes) en sangre es un dato importante para valorar la respuesta de la médula ósea he-mopoyética (formadora de sangre) frente a la situación de anemia. Las
Las causas que pueden conducir a una situación de anemia son muchas, pero pueden reunirse en tres grupos: por pérdida de sangre (anemias hemorrágicas o posthe-morrágicas), por destrucción acelerada de hematíes (anemias hemolíticas), y por trastornos deficitarios en la formación de hematíes (anemias aplásicas y carenciales). Las hemorragias pueden ser agudas o crónicas, y darán lugar a cuadros bien diferenciados, según la rapidez de instauración de la anemia y de la cantidad de sangre perdida. Las hemorragias agudas se deben a lesiones de grandes vasos o bien a trastornos de la he-mostasia (proceso de la coagulación). En estos casos la clínica suele ser de aparición rápida, con síntomas derivados de la reducción del volumen de sangre, tales como sed, pulso y respiración acelerados y mareos al ponerse en pie. Si no se interrumpe la pérdida de sangre, puede desembocar en shock y muerte. La anemia posthemorrági-ca crónica aparece tras la pérdida de pequeñas cantidades de sangre durante mucho tiempo, como en las úlceras gástricas sangrantes, hemorroides, o trastornos urológicos y ginecológicos. La anemia suele ser ferropénica, es decir por falta del hierro necesario para la síntesis de hemoglobina, que, en este caso, se pierde con la hemorragia crónica, aunque también puede deberse a otras causas, como, por ejemplo, a un déficit de hierro por desnutrición, a trastornos en la absorción intestinal de hierro o a un aumento de las necesidades orgánicas de este metal en la época de crecimiento o durante el embarazo. Las anemias ferropénicas se suelen presentar de forma lenta y progresiva, y su tratamiento consistirá en evitar la causa productora y, en todo caso, suministrar suplementos de hierro. Las anemias hemolíticas se deben a una destrucción acelerada de hematíes, por distintas causas que tienen en común una disminución en la vida media (permanencia en la sangre periférica) de los eritrocitos. La destrucción de los hematíes puede tener lugar en el interior del torrente circulatorio (intra-vascular) o en el tejido retículo-histiocitario (extravascular), en el bazo particularmente. Las anemias hemolíticas intravasculares, si son intensas, pueden dar lugar a orines teñidos de color oscuro por la presencia de hemoglobina. Las causas de la destrucción de hematíes son variadas: alteraciones vasculares que traumatizan los hematíes (p. ej.: prótesis valvulares cardíacas), presencia de anticuerpos que se fijan a la membrana globular facilitando su destrucción, así como trastornos hereditarios en la estructura de la membrana de la hemoglobina o en el metabolismo celular. A menudo el tratamiento deberá incluir transfusiones repetidas de hematíes, pero este alivio temporal de la anemia corre el riesgo de desembocar en el depósito de hierro en los distintos órganos de la economía (hemocroma-tosis), que, si evoluciona, puede ser causa de muerte, sobre todo por insuficiencia cardíaca. Las